EL ARTE, La belleza... no es más que la escritura que Dios usa para manifestarse en el mundo,
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lunes, 27 de enero de 2020
sábado, 25 de enero de 2020
ME GUSTA TRABAJAR BIEN
Algo que parecía tan distante a nuestro
país, un pequeño problema local, proveniente de la otra punta del mundo, nos ha
alcanzado. Ahora no hay otra cosa en las noticias que este malicioso virus,
es tendencia mundial, y nos ha cambiado la vida a todos, llevándose muchas de
ellas-
Paré en seco de escribir, no soportaba
esta situación; habían pasado unos innumerables días desde que ordenaron que
nos quedáramos en casa inesperadamente, prohibiéndonos el paso entre las antes
bulliciosas calles y estableciendo límites. Era un sacrificio para todos, de
eso no cabía duda, pero como algunos dicen, no estamos perdiendo nuestro
tiempo, sino que se lo estamos entregando a los demás; es un gesto común de
solidaridad, que hasta hace muy poco, mucha gente no creía posible.
Las horas siempre pasaban corriendo,
perseguidas por el aburrimiento, nunca sabiendo qué hacer. Los días pasaban
como si se trataran de hojas que un lector pasa, leyendo un abrumador libro.
Sin embargo, algo que yo siempre recordaré, será la hora de las ocho de la
tarde. Un gesto acogedor, que nos reúne a todos los vecinos de la calle bajo el
mismo confinamiento y emoción. Caras que nunca habíamos visto ya se logran
reconocer, pues yo, en todas las miradas, veo solidaridad.
Aplaudimos desde nuestras casas por
todos aquellos que luchan, que arriesgan sus vidas para salvar otras, como es
el caso de los sanitarios; no duermen, incluso a veces no comen, pero ellos son capaces de renunciar a todo
aquello que los hace ligeramente humanos, porque ellos renacen con cada vida
que salvan, con cada paciente que se cura, con cada alta dada. Ellos
también lloran, por todos esos pacientes que no lograron salvar, por todos
aquellos que han luchado hasta estar exhaustos para verlos felices, pero eso
los hace ser el mejor ejemplo de humanidad, el mejor ejemplo de solidaridad, de
unión y de sacrificio. Eso los hace como un ave fénix; ellos renacen de sus
cenizas.
También aplaudimos por otras personas,
que, pese a no curar, entregan su tiempo, su salud, para proporcionarnos
alimentos, para hacer que nunca nos falte nada, como los camioneros y los
pilotos que ahora recorren el doble de recorrido, pero no se quejan, pues saben
que son esenciales, otros luchadores más.
Los cajeros, reponedores, limpiadores,
cuidadores, que se exponen al virus constantemente, pero siguen ahí, y no
dudaron ni un momento en resistir, en seguir luchando, en cuidarnos en ese
sentido.
Por los agricultores y ganaderos, que se encargan de
abastecernos, para que durante este tiempo no nos falte nada, y junto a ellos,
diferentes pero iguales, los supervisores de electricidad, luz, agua y
telefonía.
El ejército, la UME, trabajan sin
descanso para desinfectar residencias, para montar nuevos establecimientos para
atender a los enfermos, y salvar vidas.
Los voluntarios, que se ofrecen para llevar la compra,
para que nuestros mayores no se expongan al virus y arriesguen sus vidas, y los
voluntarios de la MT, que entregan comida a nuestros guerreros sanitarios.
Pero, guerreros somos todos. También
aplaudimos por los que estamos en casa, aburridos, encerrados, a los que nos gana
la solidaridad, a los que entregamos tiempo, para salvar vidas, a los que
seguimos las noticias y salimos lo menos posible, porque, yo, llevo encerrada
semanas, pero no me importa, porque juntos, resistiremos, y todo este
confinamiento será un mal recuerdo para el futuro de nuestra historia. Solo nos
quedaremos con la solidaridad. Sara
Mutlak 1º ESO C