viernes, 2 de febrero de 2018

RELATO-DÍA DEL LIBRO

LA MUJER INVISIBLE Y SU COCHE FANTÁSTICO

Era un jueves por la tarde. Me encontraba dispuesta a dar una vuelta en mi coche cuando sin querer sonó el claxon. Una patrulla de policía lo había oído. El oficial cada vez se acercaba más dispuesto a multarme y el nerviosismo iba apoderándose de mí.
            Ya en la ventanilla, se quedó perplejo. No veía a nadie en el coche. “Cierto, soy invisible”
-pensé. Ese pensamiento fue interrumpido por una voz muy fuerte:

            - No sé qué clase de broma es ésta, pero es de muy mal gusto. ¡Salga ya!.
            - Hola - dije.
            - ¿Dónde está? – Preguntó estresado- pues no podía verme
            - Aquí, pero no me verás.
            - Sí, claro, supongamos que esa es una opción, ¿cuál es la otra?
            - Pues…
            - ¿Pues qué? No tengo el tiempo para perderlo.
            - Cálmate, la verdad es que soy…
            - ¿Eres qué? Dilo de una vez
            - Soy invisible
           - Sí, claro, lo voy a creer – exclamó con un tono desafiante.
            - Pues… soy una chica cualquiera, pero simplemente, puedo difuminarme.
            - Mira, ¡sal ya! No me queda más paciencia.

Mientras él decía esto yo me encontraba encendiendo el coche. Él se percató de ello y se subió al asiento del copiloto. Nuevamente gritó que parara el coche, orden que yo claramente desobedecí.

            Ahora te llevaré a mi casa – dije para romper el incómodo silencio. Decidí dejar que me viese. Suena raro para mí decir esto, no suelo hacerlo frecuentemente.
Abrí la ventanilla para sentir el aire en mi rostro y toqué su hombro.
-  ¿E…Eres tú? Preguntó tartamudeando un poco. Su expresión ahora era más dulce.
-  Sí, permitiré que me veas.

Unos minutos después llegamos a mi casa. Le indiqué que bajara. No sé por qué lo hice, pero sentía algo cada vez que lo miraba. Me parecía muy….elegante. Hablamos largo rato y le di mi número. Sorprendentemente me llamó al día siguiente. Almorcé con él. Poco a poco nos dimos cuenta de que la atracción era mutua. Y así es, como mi habilidad para ser invisible y mi talento para violar las leyes de tráfico me unieron con el amor de mi vida. ¿La multa? Nunca llegó a ponérmela.
                                                            Camila 2º C Abril 2019



CON UN SOLO MOVIMIENTO
                                                      Almudena Córdoba Aracil 1º  ESO (A)
                                                                        Ganadora del curso 1º Ciclo de la ESO


Era otoño. El temporal de aquellos días daba paso esta mañana a una brisa fresca
 que  acogíamos con una cálida bienvenida.

Yo me encontraba en mi pequeño piso de la avenida Fueros, mientras observaba 
tras el ventanuco cómo al salir el sol se iluminaba mi habitación por completo.

En esa misma calle trabajaba yo en una pequeña tienda de ultramarinos. Día a día hacía el mismo recorrido, de mi casa a la tienda, atravesando un precioso bulevar 
por el que pasaban y paseaban  gran cantidad de personas y donde siempre había alguien que necesitaba mi ayuda, desde una anciana cargada con un pesado carro, 
hasta un hambriento perro callejero al que nadie alimentaba.

Cada vez que ayudaba a alguna de estas personas me sentía más y más feliz. 
 Algo poderoso en mí, me impulsaba a hacer algo por los demás.

Una mañana cualquiera seguía mi camino. De repente observé una niña sentada 
sobre un cochambroso cartón en medio de la calle junto a su madre. Preciosa niña 
de ojos negros vestida con ropa cien veces remendada por la que caía su asalvajado pelo. A sus pies un vasito rajado por un lado, comprendí lo que ocurría.

Mucha gente pasaba por aquel bulevar, pero nadie se fijaba en aquella niña. Me 
quedé expectante, saqué todo cuanto llevaba encima y se lo entregué. 
En mi mente no dejaba de sonar la misma pregunta una y otra vez: 
“¿qué nos hacía diferentes?”

            La gente, al ver lo que hacía, se disponía a comentar y a juzgarme. Unos 
me miraban con caras burlonas, otros me animaban lanzándome una sonrisa. 
Esos pequeños gestos me daban fuerza para seguir luchando por lo que hacía, 
por lo que era.

Pasó un día y otro día y… al cabo de un tiempo, ya no estaba allí en ese
 cochambroso cartón, salió de él dejando atrás su difícil situación.

Aquella niña soñaba con ser una buena doctora, me lo contó un día, y así curar las cicatrices del mundo, no sólo por fuera sino también por dentro. Lo consiguió con todo el esfuerzo que dedicó a su sueño, lo consiguió gracias a mi apoyo generoso, lo consiguió derrochando ilusión por doquier.

En un solo movimiento puedes cambiar vidas, crear oportunidades, abrir ventanas 
al mundo, llenar de luz muchos rincones.

Con un solo movimiento la saqué de la penumbra y ella  creó 
su propio movimiento.
Y tú, ¿ya has creado tu propio movimiento?



NARNIA Y YO


Lucy: Me identifico con ella por su enorme corazón, aunque es aún muy pequeña demuestra mucha bondad y amor hacia los demás. Es una niña muy inocente y cuando hace un nuevo amigo da todo de ella para salvarlo si está en peligro, por esta razón se le atribuye una poción sanatoria que utiliza para sanar a todos los que resultan heridos. Su pelo corto cae como una cascada de luz sobre sus hombros, rozándolos con la delicadeza de la seda, dejando a la vista sus ojos preciosos capaces de reflejar lo mejor de cada persona a la que mira. Sus hermosas pecas son como diminutas hormigas corriendo por mejillas. Tiene una forma de hablar dulce y tierna, hablar con ella es muy agradable y siempre sabe qué decir en cada momento para devolverte el buen humor, es como oler una hermosa melodía con sabor a miel y a limón, a medida que oyes su preciosa vocecilla te va recorriendo todo el cuerpo y te llena de energía. Estar junto a ella te produce tranquilidad y seguridad. Suele vestir con unos vestiditos muy bonitos dejando a la vista su ternura, dulzura, inocencia, bondad… y una chaquetita que le cubre delicadamente sus hombros protegiéndolos del frío.
                                                                         Lucía Martín  1º A 

EL MAYORDOMO

Un hombre callado, paciente y obediente, suele atender a su amo con una sonrisa grande, pero... está triste, echa de menos a su mujer y a sus hijas, ya adultas, pues entre semana duerme en la Casa Blanca.

Es un hombre educado y sensato, siempre ayuda en todo lo que puede, a pesar de rondar ya los setenta años.

No muy alto, robusto, de tez oscura y pelo blanco y gris, luce un traje hermoso de negro con una corbata a rayas violetas, sus zapatos también son negros, pero, aunque le hacen daño, los aguanta, igual que todo, porque él es él, él es el mayordomo.”

                                                                                                                  Candela García Campos ESO 1º A

ELLA

Blanca como la nieve, su delicado rostro de escarcha  se destruye con solo tocarla.
Pensativa e indecisa a la vez. Sus ojos reflejaban serenidad y me transmitía una melodía que resonaba fuertemente en mí.

    Su piel era el óleo y sus facciones el pincel donde un bello cuadro se proyectaba. Sus ocultos secretos tan solo por ella eran conocidos.  

    Morena, pelo de otoño, manto de hojas secas que recubre el verdadero suelo donde crece la imaginación, los pensamientos…

     Sus delicadas manos escondían el color carmín de sus dulces labios como si le hubiera prohibido el habla en ese instante.

  Arropada  por blancas sábanas de franela, sin fuerzas para ponerse en pie. Postrada por no encontrar persona que la  amara y cuidara para siempre. 

Almudena Córdoba ESO - 1º A 
                                                            Escultura Hiperrealista de Ron Mueck
                                                                                                                             

DIFERENTE

Era una noche gélida y oscura, los gatos maullaban y las arañas trepaban por las paredes.
    
En un rincón de la calle había una pequeña familia de cuatro personas, sin lugar donde vivir. Todos estaban hambrientos y asustados, menos ella, la hija mayor de la familia. 

Por muchos problemas que hubiera, siempre tenía una gran sonrisa en su boca, era amable y positiva, en cada momento de su vida buscaba algo bueno en qué pensar.      La crudeza de la vida la había hecho fuerte, aprendiendo a aplastar con valentía todas esas grandes piedras que se encontraba en el camino. 

Tiene el cabello rubio como el oro y suele vestir ropas sucias y rotas. Era flaca, el pan de cada día no llegaba todos los días. Llevaba dos pulseras que nunca se quitaría, una significaba el recuerdo preciado de su abuela, que ya no estaba con ella y la otra, la había encontrado en la triste calle.
Ella era una persona increíble y sin duda maravillosa. Ella era diferente.

                                                                                                                                                                 Paula Aoíz ESO - 1º A
ES OTOÑO

 Aquel paisaje  de natural esplendor me causaba una serenidad especial, un sentimiento que me satisfacía.
Me senté absorta a contemplar aquella maravilla que  se hallaba ante mis ojos. Miles de rayos penetraban en mi pupila y poco a poco formaban preciosos dibujos en mi mente, todos los colores iban apareciendo: rojo, amarillo, verde, azul...
Se escuchaba la dulce melodía del ruiseñor en la copa de un enorme abeto que se encontraba a mis espaldas, arboleda magnífica que bailaba con el viento cuando resoplaba con firmeza.
Un arroyo de agua cristalina  procedente del deshielo de las altas cumbres desciende silencioso y tranquilo.
Podía observar un frondoso valle de esperanza, fuerza y descanso que me invitaba a seguir mi camino.
                                                                                                                                                     Almudena Córdoba ESO - 1º A 




MI MUNDO DE ENSUEÑO

     Lugar espacioso de alegre naturaleza. Bonito atardecer repleto lleno de nubes te alegra al adentrarte en él. Los árboles parecían acercarse a darme la  bienvenida. La suave brisa del viento me liberaba de toda energía impura y el sol, junto a las montañas, me hacía estallar de felicidad, paz interior y carisma.

      Podía acariciar y tocar las montañas, como si estuvieran al alcance de mis manos. Corre un  riachuelo de agua que me refresca en los momentos más sofocantes. Es mi mundo de ensueño.                            
                                                                                                            Pedro González.  ESO 1º A


                       AQUEL LUGAR

Un día claro, las grandes y oscuras nubes, tapan al sol con ira, pidiendo a gritos el protagonismo.

Allá, a lo lejos, se encuentran los árboles, las piedras, las flores… y, en medio de todo aquello, robando el protagonismo mundial, se haya el río, parece que las aguas que fluyen por él están bañadas en plata, todo me transmite una sensación de paz y liberación.

Puedo escuchar como cantan los pequeños pajarillos, anunciando una tormenta. Allí no hay injusticias, cada cual ocupa su lugar sin ser criticado, sin duda, es un lugar increíble y maravilloso, un lugar soñado, un lugar perfecto.”
                                                                                                          Candela García Campos ESO 1º A

Iba por la calle en las manos de una chica joven. Fallé en un número, sólo en un número y me empezó a decir ¡maldito, vas a ser reemplazado!. Empecé a llorar,  no quería  que mi vida ya no sirviera para nada además... qué poca consideración ¿no dicen que de los errores se aprende?.  Pero no me dejó intentarlo otra vez. Al final,  me llevó a un lugar... Me hicieron daño, pero mereció la pena porque a partir de entoces me volví ágil y seguro. Felizmente con ella.

                                                                                                                                                     Paula Jiménez Retana ESO 1º A