domingo, 22 de julio de 2012

SÓLO SER; NADA MÁS

El Presente es Plenitud, Por Enrique Martínez  Lozano

  1. El Presente es Plenitud - Enrique Martínez Lozano

El presente es la única cosa que no tiene fin” (Erwin Schrödinger).
Sólo ser; nada más. Y basta. Es la absoluta dicha” (Jorge Guillén).
Palpo aquí una presencia latente. No sé lo que es. Pero me brotan lágrimas de agradecimiento” (Sagyo).
¿Qué tendrá el presente que, en nuestros momentos más difíciles, es lo único que nos sostiene en pie? Frente a todo aquello que nos remueve y desinstala, en las situaciones en las que todo parece tambalearse, cuando nuestras “seguridades” adquiridas saltan por los aires hechas añicos, incluso en los momentos en que el dolor nos parece insoportable…, podemos mantenernos en pie viniendo al presente, en un ejercicio constante de estar en el “aquí y ahora”, en el instante que ahora mismo está aconteciendo. Siempre que hemos sufrido, lo hemos experimentado…, aunque ni siquiera le hayamos puesto nombre ni hayamos sabido nunca qué es lo que hacíamos. Sin embargo, era el presente –nuestra aceptación del instante- quien nos regalaba estabilidad y descanso. Si esto es sí, ¿a qué se debe?, ¿cuál es su secreto?
El suyo es un secreto muy simple, que podemos sintetizar en una doble afirmación: en el presente no hay sufrimiento, porque presente es sinónimo de plenitud.
Lo que nos sucede es que, en general, nos hallamos tan alejados de la sabiduría del presente que nos cuesta entender que sea así. Por eso, vamos a tratar de acercarnos progresivamente, del modo más sencillo posible, a esa sabiduría que no deja nada fuera, sino que todo lo integra. Eso es, precisamente, lo que la hace resplandecer de belleza.
Empecemos constatando algo: siempre que nos sentimos profundamente bien, estamos viviendo en presente. Más todavía: cuando estamos plenamente bien, ni siquiera nos damos cuenta de que estamos. No, no es un juego de palabras ni ganas de complicar lo sencillo. La plenitud es una experiencia tan presencial –tan intensamente asociada al presente- que diluye momentáneamente la conciencia del yo. Es decir, hay conciencia, hay experiencia intensa de lo que se está viviendo, pero no hay un “yo” que se atribuya esa experiencia ni que se la apropie. Por eso, la persona feliz ni siquiera se “entera” de que es feliz. La persona extasiada ante algo se halla tan “embebida” en aquel algo, que ella no “está”: su conciencia de sí momentáneamente desaparece; o mejor dicho, lo que existe entonces es una conciencia no-diferenciada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario