sábado, 25 de enero de 2020

ME GUSTA TRABAJAR BIEN

"QUÉ FELICIDAD BUSCO?


                                                                   Sara Mutlak  1º C
"EL CONFINAMIENTO INESPERADO: UNA HISTORIA DE SOLIDARIDAD"

 

Algo que parecía tan distante a nuestro país, un pequeño problema local, proveniente de la otra punta del mundo, nos ha alcanzado. Ahora no hay otra cosa en las noticias que este malicioso virus, es tendencia mundial, y nos ha cambiado la vida a todos, llevándose muchas de ellas-

 

Paré en seco de escribir, no soportaba esta situación; habían pasado unos innumerables días desde que ordenaron que nos quedáramos en casa inesperadamente, prohibiéndonos el paso entre las antes bulliciosas calles y estableciendo límites. Era un sacrificio para todos, de eso no cabía duda, pero como algunos dicen, no estamos perdiendo nuestro tiempo, sino que se lo estamos entregando a los demás; es un gesto común de solidaridad, que hasta hace muy poco, mucha gente no creía posible.

 

Las horas siempre pasaban corriendo, perseguidas por el aburrimiento, nunca sabiendo qué hacer. Los días pasaban como si se trataran de hojas que un lector pasa, leyendo un abrumador libro. Sin embargo, algo que yo siempre recordaré, será la hora de las ocho de la tarde. Un gesto acogedor, que nos reúne a todos los vecinos de la calle bajo el mismo confinamiento y emoción. Caras que nunca habíamos visto ya se logran reconocer, pues yo, en todas las miradas, veo solidaridad.

 

Aplaudimos desde nuestras casas por todos aquellos que luchan, que arriesgan sus vidas para salvar otras, como es el caso de los sanitarios; no duermen, incluso a veces no comen, pero ellos son capaces de renunciar a todo aquello que los hace ligeramente humanos, porque ellos renacen con cada vida que salvan, con cada paciente que se cura, con cada alta dada. Ellos también lloran, por todos esos pacientes que no lograron salvar, por todos aquellos que han luchado hasta estar exhaustos para verlos felices, pero eso los hace ser el mejor ejemplo de humanidad, el mejor ejemplo de solidaridad, de unión y de sacrificio. Eso los hace como un ave fénix; ellos renacen de sus cenizas.

 

También aplaudimos por otras personas, que, pese a no curar, entregan su tiempo, su salud, para proporcionarnos alimentos, para hacer que nunca nos falte nada, como los camioneros y los pilotos que ahora recorren el doble de recorrido, pero no se quejan, pues saben que son esenciales, otros luchadores más. 

 

Los cajeros, reponedores, limpiadores, cuidadores, que se exponen al virus constantemente, pero siguen ahí, y no dudaron ni un momento en resistir, en seguir luchando, en cuidarnos en ese sentido. 

Por los agricultores y ganaderos, que se encargan de abastecernos, para que durante este tiempo no nos falte nada, y junto a ellos, diferentes pero iguales, los supervisores de electricidad, luz, agua y telefonía.

 

El ejército, la UME, trabajan sin descanso para desinfectar residencias, para montar nuevos establecimientos para atender a los enfermos, y salvar vidas.

Los voluntarios, que se ofrecen para llevar la compra, para que nuestros mayores no se expongan al virus y arriesguen sus vidas, y los voluntarios de la MT, que entregan comida a nuestros guerreros sanitarios.

 

Pero, guerreros somos todos. También aplaudimos por los que estamos en casa, aburridos, encerrados, a los que nos gana la solidaridad, a los que entregamos tiempo, para salvar vidas, a los que seguimos las noticias y salimos lo menos posible, porque, yo, llevo encerrada semanas, pero no me importa, porque juntos, resistiremos, y todo este confinamiento será un mal recuerdo para el futuro de nuestra historia. Solo nos quedaremos con la solidaridad.                                                                Sara Mutlak   1º ESO C













 Sandra 1º ESO (B)