EXPERIENCIA DE UN VUELO
Salimos del aeropuerto Guarulhos (GRU) Sao Paulo a las 15,10 h. Varios cambios de asiento con algún joven y… me sitúo sola en ventanilla cerca de Aurelia, van libres los dos primeros asientos. Es una suerte, es de día. Al ir fue pura noche. Estamos despegando, lenta, muy lentamente va moviéndose este gran “pájaro de acero”.
Voy junto al ala derecha. Está cogiendo velocidad. Sobrevolamos Sao Paulo, ¡Qué grande! Un río serpea por entre los matorrales. El verde oscuro perfila los campos de otros verdes mortecinos. ¡Qué bonito es todo! Y… subimos.
Todo se va haciendo pequeño, muy pequeño… Casas, caminos, campos… se perciben como si de una maqueta gigante se tratase. Parece ir a cámara lenta, pero no, surca el aire con gran majestuosidad desafiando al sol, a las nubes… Todo va haciéndose minúsculo. Grandeza y pequeñez se unen igual que Tú, Dios mío y el hombre, fundiéndose en el mismo amor.
Estamos alto, muy alto. Todo es paz aquí arriba. El tiempo parece detenerse. Desde allá abajo no nos ven, no pueden vernos. Somos invisibles para quienes se arrastran a ras de tierra. Allá abajo la gente se inquieta, juega o trabaja, corre… ¿a dónde? Aquí sólo “estar” sólo “VIVIR”, sólo crear y soñar. Aquí… solo Tú y yo, solos… ¡Qué inmensidad!
Desapareció el paisaje. Volamos sobre un mar de espuma. Todo es puro algodón, mezcla de gris y blanco reluciente. Un sol radiante lo invade todo. Y yo… aquí… en medio de tanta grandeza. Dios mío, ¡Qué grande eres! Y yo… ¿Quién soy para Ti? Tú ¿Quién eres para mí? Yo… quién quiero ser? Era este uno de los interrogantes que nos hacía el Papa Francisco.
A veces dialogo con Aurelia, otros momentos… callo y contemplo y alabo…
Tengo sueño, hoy no dormimos, viajamos toda la noche, con frío desde Río a Sao Paulo. Fran dice que la verdadera peregrinación empezaba en Río: cansancio, incomodidades… “La mística de la peregrinación incluye los contratiempos, las dificultades, el dormir mal, el estar mojado…” -diría Monseñor Munilla- “El Señor quiere hacernos cristianos más austeros”. Sin embargo, el derroche de generosidad de la gente, nos lo puso todo fácil, demasiado fácil. Y la peregrinación sigue empezando, debe empezar ahora que regresamos.
Quiero recordar cada palabra, cada gesto, cada rostro… y revivir la experiencia todos los días. Es preciso despertar. Poco a poco la noche se echa encima. Acompáñanos Tú, Señor, el camino es largo. Te siento cerca, contigo me siento segura. Rezo… Lucho contra el sueño, no quiero dormir. Quiero disfrutar el vuelo. Las estrellas son más grandes y su brillo limpio, transparente… En medio de la oscuridad creo estar más cerca de la luz, más cerca de Ti, Señor. Te quiero, me siento bien, me siento feliz. ¡GRACIAS SEÑOR!
M.J Valladares 30-31 de julio