jueves, 25 de noviembre de 2021

SEÑALES DEL ADVIENTO


 

Mil señales afloran cada día para quien es vigía de la vida.

El susurro de la brisa,
el murmullo de arroyo;
el batir de las olas en la orilla,
el olor de la tierra arada,
el perfume de las plantas,
las hojas que caen maduras,
el rugido del mar bravío,
el viento huracanado,
el fuego que crepita
y todos los ruidos de la naturaleza...
son señales de un Adviento
que se anuncia y llega.

                    La luz de la mañana que despierta,
                    el sol que se levanta,
                    el agua fresca y cantarina,
                    los campos que germinan calladamente,
                    el atardecer que todo lo recoge,
                    las estrellas que parpadean,
                    las nubes que van y vienen,
                    la luna con sus guiños y fases,
                    los caminos que no desparecen
                    y el rocío que viste valles y montes...
                    son señales de un Adviento
                    que se anuncia y llega.

Niños que gimen y lloran,
padres que vigilan y se levantan,
ancianos que sueñan y sueñan,
jóvenes que viven y cantan,
personas que acarician y aman,
campesinos que esperan tras la jornada,
trabajadores que cuidan y transforman,
emigrantes en busca de la vida,
solidarios llenos de ternura y vista,
profetas de una humanidad nueva...
son señales de un Adviento
que se anuncia y llega.

                    Gracias, Señor,
                    y que las señales sigan y sigan.

                                                                                 Florentino Ulibarri

 

viernes, 5 de noviembre de 2021

VOLAR ES... LANZARSE AL INFINITO

     Reflexionar sobre el verdadero Juan Gaviota que todos llevamos dentro, es una forma de animarnos, de ayudar a levantarnos por encima de nuestras limitaciones y a ser... realmente libres. Todo un aprendizaje que supone riesgo, caídas, retrocesos, desilusiones... y lo más importante, nuevo impulso y superación constantes.

    Una bandada de gaviotas y dentro de ella, una distinta a las demás. Una que no pone su ideal en la playa o en la comida; ha puesto su ilusión en conseguir lo que se propone.

    Juan Gaviota realiza sus primeros intentos que a pesar de sus esfuerzos, cualquier pequeño fallo es suficiente para hundirla en el más negro y profundo fracaso.

    Piensa que no lo conseguirá jamás, Se ve tan limitada... Por fin, reconoce que no es más que una pobre gaviota y decide simplemente aceptarse como es. ¿No crees que en nuestra vida atravesamos momentos como el de Juan Gaviota?. No es que nos falte generosidad, pero sí valentía. No nos convencemos de que si logramos superar el miedo y aceptamos el riesgo comprobaremos con agradable sorpresa que cuando nuestras fuerzas llegan a su fin, a nuestro lado está Él apuntalando nuestra debilidad.

    Juan Gaviota no se rinde, añora muchas cosas que le serían necesarias para lograr cuanto se propone: " Si yo tuviera las alas cortas de un halcón, si yo tuviera...

    De pronto, su ánimo cobró de nuevo la alegría y pensó: "Un pequeño esfuerzo más y lo conseguiré". Comenzó nuevamente logrando la velocidad máxima. Pensó que se haría trizas, pero la velocidad era poder, gozo, pura belleza.... Para Juan Salvador la vida adquirió nuevo sentido.. "¡Hay una razón para vivir, para ser libres!" -pensó:

    Y... llena de gozo se dirigió a la bandada, quería compartir, sentía necesidad de comunicar lo que había logrado. No pudo hacerlo. Todos los suyos le dieron la espalda. Más aún, por ser distinta fue desterrada a una vida solitaria. A partir de entonces, Juan voló más allá de los acantilados persiguiendo un fin más alto para la vida.. No le importó la soledad. Amaba a la bandada y sentía que ésta se negara a abrir sus ojos, a descubrir algo diferente y grande.

    Juan aprendía cada día más, pero... no tenía con quien compartir, era un exiliado, estaba solo en sus descubrimientos y también en sus fracasos.

    Una mañana... ¡Qué sorpresa! Se encuentra acompañado de otras gaviotas. Él goza, las prueba, sólo quiere dar quiere que experimenten como él el gozo de volar. Él que se creía la única gaviota que poseía la perfección en el vuelo, descubre que estas dos le superan.

    Más no importa,  no se siente frustrado, ha dado... y superando una vez más las dificultades que le ofrece su viejo y pesado cuerpo, se prepara para un vuelo perfecto "elevándose con las dos radiantes gaviotas para desaparecer en un perfecto y oscuro cielo".

    Juan nos lo ha dicho: volar es superarse, es compartir, es aceptar las limitaciones, es ser capaces de ser distintos. Volar es lanzarse al infinito sin temor al riesgo.

¿Quieres aprender a volar?


                              Mª Jesús Valladares

                                               León 1976