Nieva.
En esta tarde
un frío gélido
por tu ausencia
me congela el alma.
Echo de menos
tu silenciosa paciencia,
echo de menos
tu sufrir en calma,
echo de menos
tu callada aceptación,
tus noches de agitación
y tus amaneceres de esperanza.
Echo de menos
tus ocurrencias, diría mamá,
tu chispa y tu gracia.
Echo de menos...
Te echo de menos a ti,
mientras se me congela el alma.
Mi hermano querido
goza ya de una paz infinita,
descansa ya
en todo un azul de luz,
en todo un mar de PASCUA,
cobíjate en el regazo del Padre,
quien con todo su amor, te abraza.
Nieva hoy,
día negro y frío
en el que se congeló
mi alma.
M. J. Valladares
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