domingo, 5 de noviembre de 2023

FIJASTEIS LOS OJOS EN CRISTO


 

   Asumpta, Isabel, Gertrudis, Hermanas:

  Diez años ya desde aquel día en el que el mundo comenzó a poneros rostro, diez años desde que, en nosotras, vuestra familia, comenzó a crepitar el fuego que llevasteis dentro.

  Van pasando los años desde aquel 13 de octubre en el que, en torno a vosotras, sentimos que nuestra sangre bailaba al ritmo de la vuestra derramada. Van pasando los años y… no, no queremos que se nos adormezca, se aletargue…

 “Fijasteis los ojos en Cristo” gritábamos con entusiasmo dolorido aquel día, mientras, sentíamos ese aire fresco que nos hacía respirar radicalidad de Evangelio, “dar la vida” así, sin glosa, diría Francisco

  “Fijasteis los ojos en Cristo y ya no mirasteis atrás”. Sin volver la vista atrás caminasteis tras Él, en días de sol y atardeceres nublados. No podíais ni queríais imaginar la vida sin el Maestro, y le seguisteis día a día en sencillez, exigencia y compromiso y así, hasta la cruz.

 ¡Qué fidelidad la vuestra al eco que os llegaba de María Ana! Bien conocíais su empeño por tener sus ojos fijos en el Señor y lo hicisteis vuestro: “Siempre tendré mis ojos fijos en el Señor”

  Fijasteis los ojos en Cristo y ya no mirasteis atrás, sabíais de quien os fiabais…”    También con orgullo franciscano repetiríais tantas veces con Francisco: “Sólo Tú eres…” “Tú eres toda nuestra riqueza, nuestro protector y nuestra fortaleza, tú eres nuestro refrigerio…” Fue sin duda, esta primacía del Señor Jesús en vuestra vida la que sostuvo toda vuestra lucha, todo vuestro dolor, hasta haceros capaces de decir: lo que Tú quieras, como Tú quieras…

 Hoy, nuestro recuerdo y cariño agradecidos siguen acogiendo en nuestras manos vuestra semilla, vuestro testimonio hecho perdonanza; hoy, “cuando nuestros pasos vacilan y se nos cansa la fe” sentimos que sois vosotras quienes nos invitáis a mirarle sólo a Él, sois vosotras quienes sostenéis nuestra entrega, quienes alentáis nuestra fe.

 Hoy, como cada día, damos gracias al Señor por vuestra vida y también por vuestra muerte, Vida para todos.

                                                                                                                                                                    M. J. Valladares

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